Llega el calor, y con él....el mosquito

Como todos los años llega el calor, se llenan las playas, la gente empieza a planificar las vacaciones, las terrazas se llenan de tertulianos que degustan los sabrosos pinchos acompañados de una buena cerveza. Pero hay algo que crece alrededor de charcas, campos de arroz, zonas húmedas o en cualquier lugar donde se produzcan encharcamientos y calores sofocantes ... son los mosquitos !!!.

Son la plaga de todos los veranos. Sales al exterior y te acercas a acequias, ríos, salineras y divisas en el aire una nube de pequeños insectos que revolotean y se acercan peligrosamente. Han olido tu sangre, su alimento preferido. Los pequeños vampiros han llegado y solo puedes huir o untarte del siempre desagradable Aután (conocido repelente que impregna tu piel y se mezcla con el incontrolable sudor producto de las elevadas temperaturas de la época, el Aután es para los mosquitos el ajo de los vampiros), aunque no siempre es efectivo. Portadores de enfermedades en algunos países, picaduras molestas en la piel que nos rascamos sin parar hasta agrandar la herida, ataques descontrolados hacia los animales y humanos, ni el mismísimo Van Helsing podría acabar con tal plaga.

Pero, ¿qué sabemos de ellos?. Sabemos que los más molestos son los hematófogos (se alimentan de sangre) como los  de la familia Culicidae (los auténticos mosquitos chupasangre y transmisores de enfermedades como la malaria y fiebre amarilla) y entre los cuales podemos encontrar el mosquito-tigre o Aedes albopictus (foto) y el mosquito común, también conocido como Culex Pipiens. Aunque existen mosquitos que no se alimentan del rojizo líquido de la vida, como son los de la familia Chironomidae (parecidos a los anteriores, pero no se alimentan de sangre) o los Tipulidae (de mayor tamaño y aparentemente inofensivos).

Los que realmente nos interesan son los mosquitos comunes y los tigre. Estos últimos son la nueva amenaza del litoral español, acomodándose al gran clima del que presumimos en el país y alimentándose de sangre enriquecida con dieta mediterránea y buen vino tinto (no me extraña que se instalen aquí, igual que los turistas alemanes), aparecieron en Cataluña a mediados de 2004, aunque sin aparentemente contagiar nada raro a los autóctonos de la zona (más concretamente en Sant Cugat del Vallés). Y fuera de nuestras fronteras ya han invadido zonas de Italia y Grecia.  

Su modus operandi es simple. Se acercan, no de forma sigilosa, pues podemos percibir su zumbido a x centímetros de distancia, y revolotean a nuestro alrededor, observan, huelen, y zasca, con gran destreza de vuelo aterrizan sobre nuestra querida piel introduciendo su fina trompeta entre nuestras capas dérmicas y a beber que son dos días. Y no les basta con un poquito de sangre, se ponen finos como el que se come una fuente de 400 gramos de Spaghettis a la carbonara hasta el punto del empacho (como podréis observar en el vídeo), lo que creo que después dificultará su despegue y posterior regreso al hogar. El resultado de dicho ataque es una pequeña inflamación acompañada de picor, que aumenta si nos vamos rascando la herida. No hay que rascarse aunque moleste mucho, pues el remedio es peor que la enfermedad. Solo conseguiríamos que aumentara el hinchazón y el picor, además de producirnos una herida abierta más molesta y acabaríamos pareciendo más a un Ferrero Rocher que al aspecto que habitualmente nos tiene acostumbrados el espejo del baño. Y si no soportas el dolor, te pique lo que te pique ponte Afterbite, o lo que es lo mismo, algún producto con base de amoníaco. Y reitero, con base de Amoníaco, no bañarse en una piscina de amoníaco porque podríamos quedar hechos unos zorros y disfrutando de una habitación con colores pastel y un acompañante que no conocemos en alguno de los centros hospitalarios de la Seguridad social, con vistas al muro de obra vista que tenemos enfrente de la ventana, y con una televisión que funciona con monedas y de no tenerlas no podríamos disfrutar del mundial de Sudáfrica (espero que España no caiga en cuartos de final).
Y lo que es más importante, no deambular por zonas de riachuelos, lagos y charcas entre las 19:30 y las 21 horas, pues es su hora, la hora de la manduca, y estás invadiendo su hábitat y eso es como meter un conejo con patatas en el horno de tu casa.

Y aquí finalizan algunos consejos para evitar el molesto acoso de los vampiros con alas, y recordad que ni los crucifijos, ni los ajos ni las estacas en el corazón son útiles ante tanta plaga. Lo mejor es huir de su hábitat, usar algún molesto repelente y si pican untarse con algún producto que alivie el escozor, y sobre todo no rascarse. Yo por si acaso ya me he preparado una bañera de Aután y estoy hinchando mi flotador de patito para no ahogarme, no sea que algún vampiro entre en mi casa y como no me de cuenta...





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