Relatos: El Castillo


Luz tenue, un cigarrillo consumiéndose en el cenicero, una cerveza a medio beber y música tranquila de fondo. Podría ser el ambiente ideal para dejar volar la imaginación y trasladarse al mundo de los pensamientos. Uno de esos momentos en que disfrutas de los sueños mientras esperas que se hagan realidad. Una calada y otro trago, sigues inmerso en miles de locuras transitorias que te hacen estar bien contigo mismo. Piensas en el presente, el pasado y el futuro, fundiéndose en un sin fin de ideas, errores, logros, alegrías y penas, placer y dolor.
Tu cabeza da vueltas a cada uno de esos detalles que han marcado tu vida y los que crees que están por venir. Te sientes bien, relajado, nostálgico. Miras lo que te rodea y te das cuenta de lo que has logrado, cierras los ojos y piensas que aún te quedan muchas cosas por hacer, algunas te costarán más, otras en cambio el curso de la vida hará que se realicen por si solas. Otra calada, otro trago. No sientes más que lo que tus pensamientos hacen de ti, la soledad es tu única compañera en este viaje temporal por las profundidades de la mente. Todo está en calma, nada puede interrumpir este momento. Disfrutas ajeno a lo que ocurre fuera de las paredes que te envuelven, el mundo real no tiene cabida. Todo el dolor y angustia se convierte en algo placentero para tus sentidos. Vuelas hacia un destino lleno de satisfacciones, un destino plagado de placeres, un destino único que solo tu mente es capaz de percibir. Sabes que lo que te espera fuera de los muros de tu imaginación es la cruda realidad, pero te da igual, en tu mundo eres intocable. Nadie puede penetrar en tu fortaleza, en ella eres el único rey de tu vida. Otra calada, otro trago. Despiertas de tu letargo, te sientes fuerte y feliz, renovado, dispuesto a afrontar todos los puzzles que te brinda la vida. Has salido de tu castillo. Las sombras compañeras de tu viaje han quedado atrás. Tan solo una última calada y un último trago te separan de volver al mundo real. Un mundo que logras ver, aunque sea por un instante, precioso.

2 comentarios:

Unknown dijo...

....y fuera de ese castillo abundan incontables peligros y alguna que otra princesa (o príncipe).

Me encanta porque alguna que otra vez me he sorprendido a mí mismo de tal guisa.

Un saludo.

P.D.: Te invito a leer alguno de los relatos de mi blog: http://minoriadeunosolo.blogspot.com

Edu dijo...

Muy agradecido por tu opinión. Sin duda leeré alguno de tus relatos.

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